Mi nombre es Valeria, nací en un pueblo, ahora ciudad, del interior de Córdoba (Arg) en enero de 1980. Según cuenta mi madre, fue un hermoso parto, cúspide de un buen embarazo. Tuve una linda infancia, inocente de casi todo lo que a los adultos les preocupaba, por lo menos hasta los 8 o 9 años, después empecé a ejercer mi rol de hija mayor y la cosa cambió bastante. Tengo dos hermanas menores, con las que me llevo 3 y 6 años respectivamente. Amé tener una familia de mayoría femenina siempre. Mi papá apoyaba (a su manera) ese predominio fem, se mostró atento a nuestras necesidades y velando para darnos lo mejor que podía.

Soy hija de comerciantes autónomos, así que el emprendedurismo es parte de mí, inconscientemente y desde siempre! Viví, momentos de economía familiar muy apretada y otros de mayor soltura. Pero sé que la situación cambió cuando mi madre se convirtió en la dueña de una de las Tiendas más importantes y con larga trayectoria del pueblo. Al ver ese momento con ojos de hoy, adulta y emprendedora, puedo comprender cómo esa chica de campo que venía intentando sobrevivir en un mundo que no le daba un rol protagonista, se empoderó como mujer tras ese mostrador. Y yo aprendí de todo con ella! Fueron años mágicos para mí, amaba ese negocio, nos daba libertad para crear, para decidir, aunque casi no sabíamos nada de comercio y posiblemente nos faltó formación al respecto, pero fue una época de soltura y crecimiento para toda la familia.

Y en lo que a mí respecta, se acabó la infancia de juegos con muñecas y chozas con comidita de barro. En pocos meses, era la hermana mayor para todo, mi mamá, por primera vez en nuestra historia familiar, estaba 8hs fuera de casa como mínimo y mi puesto creció en jerarquía y responsabilidades sin escalas….

Mi papá, de descendencia italiana y costumbres muy parecidas a ese país, trabajador y perseverante como pocos. Nos enseñó millones de cosas con su idea de prepararnos para la vida, aunque también nos envolvió en sus brazos intentando resolver cada dificultad que teníamos para que no sufriéramos.

Era bueno, enérgico, humilde y resolvía casi todos sus enojos con palabras poco felices, que parecía que se caería el cielo. La vida no fue nada fácil para él y su familia, y siempre sostuve que esos vocablos fueron una herramienta que lo mantenían fuerte frente a las adversidades. Como si así pudiera decirle a Dios: “me estás dando duro pero puedo con esto y no quiero la lástima de nadie”. A mí me afectó durante un buen tiempo ese modo de resolver, yo siempre tuve una conexión muy cercana con las sensaciones espirituales, con Dios, con Jesús, con la Virgen, los Ángeles, etc…. Pero de a poco y al crecer, pude comprender que cada uno se refugia como puede frente a las dificultades, en el espíritu, el en trabajo, en los vínculos, etc.

 

Desde esos años ´80 en que llegué a este mundo, hasta hoy, la vida cambió mucho y yo cambié con ella!

Estudié, me formé académicamente, busqué personas de quienes aprender, hice amigos, familia, fui mamá y ahora aquí me encuentro escribiendo en mi propio blog!

En el medio, miles de experiencias…. Que iré compartiendo poco a poco siempre en pos de ayudar a quienes leen y se dejan conquistar con la posibilidad de renovar diariamente la Fe, como yo, que aún en las situaciones más difíciles y duras, sentí el apoyo de un mundo sutil que me cuida y me acaricia cada noche mientras duermo.

Que me dicta, me guía, me marca el camino.

 

Todas las personas tenemos guardianes y ayudantes que velan para que nuestra alma se nutra en esta vida y dejemos un legado de amor cuando nos vayamos.

 

Y vos que estás leyendo hoy, sos más que bienvenido a sumarte a una comunidad que busca conectar con la felicidad de Ser, de transitar la vida en consciencia y manifestar pronto un mundo armónico de unidad.

 

Caminemos juntos!

 

Gracias por estar ahí!